jueves, 10 de agosto de 2017

Antibiótico por eso? Pues como que no! (Desobedeciendo un poquito)

Little tiene pasión por los bichitos. Es ver una cosita viviente moverse por cualquier sitio y ahí que se lanza con su mini-dedo para tocarle (la mayoría de las veces aplastarle).  Ahora que nos hemos mudado a una casa con patio trasero tiene más oportunidades de trabajar esa faceta de palpador de insectos. Lo malo es que Little tiene dos años y todavía no ha aprendido que hay bichitos que se pueden tocar y bichitos que no.


(Little acechando su presa)


(Presa conseguida)

Acercándose la temporada de verano y con flores olorosas en mis macetas, estaba claro que el accidente estaba escrito. Y así ocurrió, un día de hace dos meses.

Ahí estábamos Bigger, Little y yo, cada uno en nuestros quehaceres terraceros. Bigger decorando el suelo con tizas, Little encharcando con una regadera las macetas y yo limpiando un poco el patio.


(Mis graffiteros)

De repente se acercó Little señalando una maceta con una cara de alucine que en un segundo cambió a una cara de terror. Se miró el dedo, rompió a llorar y mi cerebro supo antes de que mi vista confirmara la presencia de ese insecto volador de rayas negras y amarillas lo que acababa de pasar: Little había recibido su primer picotazo de avispa.

En segundos tenía el dedo hinchado y rojo, rojez que rápidamente se extendió por su mano y por su brazo hasta el codo. A mí nunca me ha picado una avispa y no sabía si esa cantidad de rojo era normal o no. Así que con el miedo en el cuerpo a que Little fuera alérgico a las avispas, lo senté en la silleta (carrito si no eres de Navarra) y corrí a Solchaga (bueno, al ambulatorio Doctor San Martín, que no me acostumbro ni creo ya que lo haga...). Little llegó calmado y nos atendieron enseguida. Cuando me tocaba entrar ya vi que aquello tenía mejor pinta, que Little respiraba bien y que no hacía nada raro, así que con esa sensación de "soy madre primeriza (en realidad soy segundona) y me van a tachar de exagerada" entré en la consulta. Yo con el tema de la salud de mis hijos aplico el dicho que más he oído en boca de mi madre de "más vale un por si acaso que un quien pensara". Me senté en la silla y le conté el asunto a la médico de guardia.

Patitiesa me quedé cuando la doctora, tras echar un rápido vistazo al dedo de mi hijo, me dijo que tenía que darle antibiótico. Augmentine!!! Me salió del alma un "¿cómo, antibiótico por una picadura?".  7 días de antibiótico por una picadura de avispa??  Me respondió que la picadura estaba en la zona del dedo, zona que tiende a estar sucia y, por tanto, zona propensa a infecciones. Agradecí su atención sin añadir nada más, cogí la tarjeta, cogí a Little y salí de la consulta marcando el teléfono de mi amiga médico. Le pregunté si era normal recetar antibiótico por algo tan "frecuente" y me confirmó que le parecía un poco exagerado, que es verdad que la zona se puede infectar, pero que una infección se puede ver venir y entonces actuar con el antibiótico. Así que decidí someter a observación el dedo de mi hijo para ver si aparecía algún signo de infección por ahí. Y, felizmente, al día siguiente no había casi ni rastro de la picadura.

No es la primera vez que me pasa algo así en Solchaga, perdón San Martín. El año pasado Little tuvo unas rozaduras causadas por unas chancletas en el pie. Una se curó bien pero la otra empezó a ir a peor. Cuando me cercioré de que a los 10 días el rojo iba creciendo fui a una farmacia, que me derivó al médico. Y el médico me mandó antibiótico ?????!!!!!  Lo mismo hice, llamé de nuevo a mi amiga la doctora, le consulté y me dijo que podía probar antes una crema con un poco de antibiótico. Y funcionó.

Tanto la picadura de avispa como la rozadura no fueron a más y no tuve que suministrar un antibiótico innecesariamente a mi hijo. El pobre bastantes ha tomado ya por culpa de las otitis como para meterle alguno más de regalo.

Yo soy antimedicinas. Mis padres tienen fobia a las pastillas y me lo han transmitido. Y de hecho, durante mi infancia tomé muy pocos medicamentos, algún jarabe que otro, alguna aspirina que otra. Así que sufro cuando tengo que medicar a mis hijos. Me da miedo meterles química en el cuerpo y procuro no pensar en los efectos secundarios, pero no soy doctora y no puedo jugar con la salud de mis hijos, así que me tengo que creer que hago lo correcto y que les estoy medicando correctamente. Pero cuando ocurren cosas así me invade la inseguridad y me entra mucha desconfianza en el sistema sanitario....¿recetan los médicos demasiado alegremente los antibióticos? ¿prefieren atiborrar a antibiótico a un niño solo por prevenir en vez de hacer seguimiento del caso? 

El otro día leí un artículo en una revista acerca de nuestro microbioma, unos bichejos que viven en nuestro cuerpo. La mayoría de ellos son buenos y necesarios. Y los antibióticos son bombas para el microbioma. El artículo decía que había que hacer lo posible para no administrárselos a sus hijos, pero con cuidado claro, pues a veces pueden salvar la vida. Porque, quiero que quede bien claro, yo no estoy en contra de los antibióticos ni la medicina general. Que los antibióticos curan infecciones y, repito, en las 15 otitis de mi hijo (sí, 15 otitis en dos años, pobrecito mío) he obedecido a mi doctor y suministrado el recetado antibiótico. Yo estoy en contra de administrar porque sí, alegremente, por prevenir, por no hacer seguimiento o por una mala praxis, una medicina que sabemos que son bombas para el organismo.

Y en esas estoy, desobedeciendo órdenes médicas (aunque siempre con el beneplácito de mi santa amiga doctora) con tal de mantener saludables los microbiomas de mis hijos.

¿Alguien más desobediente por aquí?

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